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¿No es un falso profeta? SI

Bendiciones a todos nuestros amables lectores, en esta ocasión voy a presentar mi formal y Bíblica defensa del Evangelio de la gracia que desde el siglo VI y V pasando por la reforma protestante hasta el día de hoy entre Calvinistas o reformados y arminianos (pentecostales) en compañía de los católicos romanos se debate hoy y es el orden de la Salvación en cuanto al tema de verificar quién es el que da el inicio en la obra y proceso de la Salvación, si Dios en su Soberanía y gracia o el hombre en su libre albedrío, por esto, es importante tener la Biblia abierta y una disponibilidad paralelamente de la humildad para poder entender las maravillas del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo que es poder de Dios para Salvación, por tanto, es imprescindible presentarles este tema al analizar las dos ópticas que han entrado en conflicto doctrinal durante el tiempo mencionado anteriormente como lo es el monergismo y el sinergismo, y todo eso para aclarar al falso profeta Nicolás Barroso el por qué se considera como tal ante las declaraciones que en sus redes web ha manifestado contra nuestro Ministerio y también como objetivo principal manifestarle y corregirle al mencionado hermano a la luz de las Escrituras sus equivocadas interpretaciones sobre el Evangelio que predica en ser obstáculo para los débiles en la fe, y además, le agradezco a Nicolás Barroso de publicar el video porque ha aumentado la cifra de visitas de nuestra pagina web y no por el simple hecho de los números estadísticos pero si de que puedan entrar a nuestra pagina web y poder abrir los ojos huyendo de toda falsa doctrina que ha pisoteado el testimonio del Evangelio, sin más preámbulos comencemos.

¿Qué es monergismo y sinergismo?
Estas dos posturas fueron fuertemente debatidas a principios del siglo XVII, cuando los seguidores de Arminio publicaron Los Cinco Artículos de la Reconvención (FAR – por sus siglas en inglés), un documento que declara en qué parte su teología difiere de la de Calvino y sus seguidores. El punto crucial en este debate, está entre la doctrina Calvinista de la elección incondicional, contra la doctrina arminiana de la elección condicional. Si uno cree que la elección es incondicional, entonces uno se inclinará a la doctrina monergística de la Salvación. Por el contrario, si uno sostiene que la elección está basada en el conocimiento previo de Dios de quién va a creer en Él, entonces uno se inclinará hacia la perspectiva sinergista.

El punto de vista de una elección incondicional se establece en la Confesión de fe de Westminster, “A aquellos que Dios ha predestinado para vida, desde antes que fuesen puestos los fundamentos del mundo, conforme a su eterno e inmutable propósito y al consejo y beneplácito secreto de su propia voluntad, los ha escogido en Cristo para la gloria eterna. Dios los ha predestinado por su libre gracia y puro amor, sin previsión de su fe o buenas obras, de su perseverancia en ellas o de cualquiera otra cosa en la criatura como condiciones o causas que le muevan a predestinarlos; y lo ha hecho todo para alabanza de su gloriosa gracia” (CFW III.5, énfasis añadido). Como podemos ver, la elección incondicional enseña que la decisión de Dios de los elegidos, está basada en el beneplácito de Su voluntad y nada más. Además, Su opción en la elección, no se basa en Su presciencia de la fe de una persona o de alguna buena obra, o de la perseverancia de esa persona en la fe o en buenas obras.

Hay dos pasajes Bíblicos clásicos que apoyan esta doctrina. El primero es Efesios 1:4-5, “Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”. De acuerdo con este pasaje, fuimos elegidos por Dios para estar en Cristo – santos y sin mancha – antes de la creación del mundo, y esta elección estaba basada en “el puro afecto de su voluntad”. El otro pasaje es Romanos 9:16, “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”.* La elección de Dios no depende de nada de lo que hagamos o creamos, sino que se hace únicamente a discreción de la misericordia de Dios, esto responde a lo que él menciona al decir la siguiente perversidad “la gracia de Dios es que Él abre la puerta pero usted tiene que entrar en esa puerta” lo cual el pasaje mencionado anteriormente desenmascara por completo, ya que la gracia de Dios es un REGALO INMERECIDO mas no el simple hecho de “abrir la puerta” eso es minimizar el poder de Dios dándole supremacía INJUSTIFICADA al hombre en sus trapos de inmundicia como las obras (Isaías 64:6).

La esencia del Calvinismo, y el argumento monergístico, es que Dios está en el negocio de Salvar realmente a las personas y no solo hacer que se Salven. Puesto que toda la gente nace en pecado, y por su naturaleza caída (total depravación), ellos siempre rechazarán a Dios; Él debe actuar Salvando a los elegidos sin ninguna condición previa de parte de ellos, como la fe. A fin de otorgar las bendiciones de Salvación y vida eterna a los elegidos, Dios debe primero expiar sus culpas (expiación limitada). Entonces, esta gracia y Salvación se debe aplicar a los elegidos, y así, el Espíritu Santo aplica los efectos de la Salvación a los elegidos, por medio de la regeneración de sus espíritus y llevándolos a la Salvación (gracia irresistible). Finalmente, aquellos a quien Dios ha Salvado, Él los preservará hasta el final (perseverancia de los santos). De principio a fin, la Salvación (en todos sus aspectos) es una obra de Dios, y solo de Dios – ¡monergismo! El punto es que textualmente la gente está siendo salvada – los elegidos. Considera Romanos 8:28-30. En este pasaje, vemos que hay un grupo de gente a quienes Dios llama “… conforme a su propósito”. Estas personas son identificadas como “los que aman a Dios”. Estas personas también son aquellas que en los vv. 29-30 son conocidas de antemano, predestinadas, llamadas, justificadas y glorificadas. Es Dios quien está moviendo a este grupo de gente (los que aman a Dios, los elegidos) desde el conocimiento previo a la glorificación, y ninguno se pierde en el camino.

En apoyo al argumento sinergístico, volvamos nuestra atención a los Cinco Artículos de la Reconvención: “Que Dios, por un eterno e inmutable propósito en Jesucristo Su Hijo, antes de la fundación del mundo, ha determinado, que de la raza caída de hombres pecadores, Salvaría en Cristo, por amor a Cristo, y a través de Cristo, a quienes, a través de la gracia del Espíritu Santo, han de creer en éste Su hijo Jesús, y han de perseverar en esta fe y obediencia de la fe, a través de esta gracia, incluso hasta el final; y, por otra parte, dejar al incorregible e incrédulo en el pecado y bajo la ira, y condenarlos como alejados de Cristo, según la Palabra del Evangelio en Juan 3:36: ‘El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él’. Y también de acuerdo a otros pasajes de la Escritura” (CAR, Artículo I, énfasis añadido). Aquí vemos que la Salvación es condicional a la fe y perseverancia del individuo. Lo que hace la elección condicional, es colocar el factor determinante de nuestra Salvación directamente sobre nosotros, en nuestra capacidad de elegir a Jesús y permanecer en Él. Ahora, los arminianos afirmarán que nuestra capacidad de elegir a Jesús es el resultado de una gracia universal que Dios da primeramente a todas las personas, que compensa los efectos de la caída, y le permite al hombre decidir aceptar o rechazar a Cristo. En otras palabras, Dios debe hacer algo incluso para posibilitar la elección de la Salvación, pero al final es nuestra elección la que nos Salva. La referencia Bíblica que proporciona el Artículo I, ciertamente afirma que aquellos que creen tienen vida eterna y quienes se resisten a creer no tienen vida eterna, así que parecería que hay algún apoyo Bíblico para esta doctrina. Por tanto, el argumento sinergista asegura que Dios hace posible la Salvación, pero es nuestra elección la que la hace efectiva.

Así que, mientras que el monergismo asegura que Dios es una condición necesaria y suficiente para nuestra Salvación, el sinergismo estará de acuerdo en que Dios es una condición necesaria, pero negará Su suficiencia. Nuestro libre albedrío más la actividad de Dios es lo que la hace suficiente. Lógicamente hablando, debemos ser capaces de ver el error en el argumento sinergista – que realmente Dios no salva a nadie. Esto coloca la responsabilidad de la Salvación en nosotros, porque somos nosotros quienes tenemos que hacer realidad esa Salvación al poner nuestra fe en Cristo. Si Dios realmente no salva a nadie, entonces es posible que nadie vaya a Salvarse. Si Dios verdaderamente no Salva a nadie, ¿cómo podemos explicar pasajes tan poderosos como Romanos 8:28-30? Todos los verbos griegos en ese pasaje son ariosto/indicativo, significando que la acción ahí descrita está completa; no hay ninguna potencialidad implicada en este pasaje. Desde la perspectiva de Dios, la Salvación ha sido efectuada. Más adelante, el Artículo IV de la Reconvención dice que la gracia de Dios es resistible, y el Artículo V afirma que aquellos que han elegido la gracia de Dios, también pueden caer de esa gracia y “regresar a este mundo impío” convirtiéndose en “desprovistos de la gracia”. Esta postura contradice la clara enseñanza de la Escritura respecto a la seguridad eterna del creyente.[1]

Tomando en cuenta estas posturas, podemos proceder a las aclaraciones respectivas de este predicador web el cual ha confundido gravemente la santidad y obedecer con las obras, además de un entendimiento opaco y mezquino de la gracia de Dios la cual forzadamente mutila para quedar él como el autor de su propia Salvación llevando al error a muchos como las Escrituras lo indican “Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” Santiago 3:1.

Daremos uso al catecismo de Heidelberg para aclararle sobre lo que creemos como iglesia reformada e igualmente nuestros hermanos Bautistas acerca de las obras y el obedecer en la Salvación:

Pondremos de la pregunta 12 a la 19

SEGUNDA PARTE: LA REDENCIÓN DEL HOMBRE.

Domingo 5.

  1. Pregunta: Si por el justo juicio de Dios merecemos penas temporales y eternas, ¿No hay alguna posibilidad de liberarnos de estas penas y reconciliarnos con Dios?

Respuesta: Dios quiere que se dé satisfacción a su justicia (a): por eso es necesario que la satisfagamos eternamente por nosotros mismos o por algún otro (b).

– a. Gén. 2:17; Éx. 23:7; Ezeq. 18:4; Mateo 5:26; 2 Tes. 1:16; Lucas 16:2.
– b. Rom. 8:4

  1. Pregunta: ¿Pero podemos satisfacerla por nosotros mismos?

Respuesta: De ninguna manera: antes acrecentamos cada día nuestra deuda (a).

– a. Job 9:12; Job 15:15, 16; Job 4:18, 19; Salmo 130:3; Mateo 6:12; Mateo 18:25; Mateo 16:26.

  1. Pregunta: ¿Podría hallar ese alguien que siendo simple criatura pagase por nosotros?

Respuesta: No, Primero porque Dios no quiere castigar en otra criatura, la culpa de la cual el hombre es responsable (a), Segundo, porque una simple criatura es incapaz de soportar la ira eterna de Dios contra el pecado y liberar a otros de ella (b).

– a. Ezeq. 18:4; Gén. 3:17.
– b. Nah. 1:6; Salmo 130:3.

  1. Pregunta: ¿Entonces, que mediador y redentor debemos buscar?

Respuesta: Uno que sea el verdadero hombre (a) y perfectamente justo (b) y que sea mas poderoso que todas las criaturas, es decir, que sea al mismo tiempo verdadero Dios (c).
– a. 1 Cor. 15:21.
– b. Hebr. 7:26.
– c. Isaías 7:14, Isaías 9:5, Jer. 23:6; Luc. 11:22.

Domingo 6.

  1. Pregunta: ¿Por qué debe ser verdadero hombre y perfectamente justo?

Respuesta: Porque la justicia de Dios exige que la misma naturaleza humana que pecó, pague por el pecado (a); el hombre que es pecador, no puede pagar por otros (b).

– a. Ezeq.18:4, 20; Rom. 5:18; 1Cor. 15:21; Hebr. 2:14, 15, 16.
– b. Hebr. 7:26, 27; Salmo 49:7; 1 Pedro. 3:18.

  1. Pregunta: ¿Por qué debe ser también verdadero Dios?

Respuesta: Para que, por la potencia de su divinidad (a), pueda llevar en su humanidad (b) la carga de la ira de Dios (c), y reparar y restituir en nosotros la justicia y la vida (d).

– a. Isaías 9:5; Isaías 63:3.
– b. Isaías 53:4, 11.
– c. Deut. 4:24; Nah. 1:6; Salmo 130:3;
– d. Isaías 53:5, 11.

  1. Pregunta: Mas ¿Quién es este mediador, que al mismo tiempo es verdadero Dios (a), y verdadero (b) hombre perfectamente justo (c)?

Respuesta: Nuestro Señor Jesucristo (d), el cual nos ha sido hecho por Dios, sabiduría y justicia, satisfacción y perfecta redención (e),

– a. 1 Juan 5:20, Rom. 9:5; Rom. 8:3; Gál. 4:4; Isaías 9:6, Jer. 23:6; Mal. 3:1.
– b. Lucas 1:42; Lucas 2:6, 7; Rom. 1:3; Rom. 9:5; Filip. 2:7; Hebr.2:14, 16, 17;
Hebr. 4:15.
– c. Isaías 53:9, 11; Jer. 23:5; Luc. 1:35, Juan 8.46; Hebr. 4:15; Hebr.7:26; 1 Pedro, 1:19;
1 Pedro, 2:22; 3:18;
– d. 1 Tim. 3:16; Lucas 2:11; Hebr.2:9;
– e. 1 Cor. 1:30.

  1. Pregunta: ¿De dónde sabes todo esto?

Respuesta: Del Santo Evangelio, del cual Dios reveló primeramente en el paraíso (a), y después lo anunció por los santos patriarcas (b) y profetas (c), y lo hizo representar por los sacrificios y las demás ceremonias de la Ley (d): y al fin lo cumplió por su Hijo unigénito (e).

– a. Gén 3:15.
– b. Gén 22:18; Gén. 12:3; Gén 49:10.
– c. Isaías 53; Isaías 42:1-4; Isaías 43:25; Isaías 49:5-6, 22-23, Jer. 23:5-6, 31-33,
Jer. 32:39-41; Miq. 1:18-20; Hechos 3:22-24; Rom. 1:2, Hebr. 1:1.
– d. Hebr. 10:1, 8; Col. 2:7; Juan 5:46.- e. Rom. 10:14; Gál. 3:24; Col. 2:17.

Para reforzar podemos tomar en cuenta lo que dice la confesión de fe de Westminster sobre la santificación, las obras y obediencia:

CAPITULO 13: LA SANTIFICACION

I. Aquellos que son llamados eficazmente y regenerados, teniendo creados un nuevo corazón y un nuevo espíritu en ellos, son además santificados real y personalmente por medio de la virtud de la muerte y la resurrección de Cristo, (1) por su Palabra y Espíritu que mora en ellos; (2) el dominio del pecado sobre el cuerpo entero es destruido, (3) y las diversas concupiscencia de él son debilitadas y mortificadas más y más, (4) y los llamados son más y más fortalecidos y vivificados en todas las gracias salvadoras, (5) para la práctica de la verdadera santidad, sin la cual ningún hombre verá al Señor. (6)

1. 1 Corintios 6:11; Hechos 20:32; Filipenses 3:10; Romanos 6:5,6.

2. Juan 17:17; Efesios 5:26; 2 Tesalonicenses 2:13.

3. Romanos 6:6,14.

4. Gálatas 5:24; Romanos 8:13.

5. Colosenses 1:11; Efesios 3:16-19.

6. 2 Corintios 7:1; Hebreos 12:14.

II. Esta santificación se efectúa en todo hombre, (1) aunque es incompleta en esta vida. Todavía quedan algunos remanentes de corrupción en todas partes, (2) de donde surge una continua e irreconciliable batalla; la carne lucha contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne. (3)

1. 1 Tesalonicenses 5:23.

2. 1 Juan 1:10; Romanos 7:18,23; Filipenses 3:12.

3. Gálatas 5:17; 1 Pedro 2:11.

III. En dicha batalla, aunque la corrupción que aún queda puede prevalecer mucho por algún tiempo, (1) sin embargo, a través del continuo suministro de fuerza de parte del Espíritu Santificador de Cristo, la parte regenerada triunfa: (2) y así crecen en gracia los santos, (3) perfeccionando la santidad en el temor de Dios. (4)

1. Romanos 7:23.

2. Romanos 6:14; 1 Juan 5:4; Efesios 4:15,16.

3. 2 Pedro 3:18; 2 Corintios 3:18.

4. 2 Corintios 7:1.

CAPITULO 14: DE LA FE SALVADORA

I. La gracia de la fe, por la cual se capacita a los elegidos para creer para la salvación de sus almas, (1) es la obra del Espíritu de Cristo en sus corazones, (2) y es hecha ordinariamente por el ministerio de la palabra; (3) también por la cual, y por la administración de los sacramentos y por la oración, se aumenta y se fortalece. (4)

1. Hebreos 10:39

2. 2 Corintios 4:13; Efesios 1:17-19; 2:8.

3. Romanos 10:14,17

4. 1 Pedro 2:2; Hechos 20:32; Romanos 4:11; Lucas 17:5; Romanos 1:16,17

II. Por esta fe, un cristiano cree que es verdadera cualquier cosa revelada en la Palabra, porque la autoridad de Dios mismo habla en ella; (1) y esta fe actúa de manera diferente sobre aquello que contiene cada pasaje en particular; produciendo obediencia hacia los mandamientos, (2) temblor ante las amenazas, (3) y abrazando las promesas de Dios para esta vida y para la que ha de venir. (4) Pero los principales hechos de la fe salvadora son: aceptar, recibir y descansar sólo en Cristo para la justificación, santificación y vida eterna, por virtud del pacto de gracia. (5)

1. Juan 4:42; 1 Tesal. 2:13; 1 Juan 5:10; Hechos 24:14.

2. Romanos 16:26.

3. Isaías 66:2.

4. Hebreos 11:13; 1 Timoteo 4:8.

5. Juan 1:12; Hechos 26:31; Gálatas 2:20; Hechos 15:11.

III. Esta fe es diferente en grados: débil o fuerte; (1) puede ser atacada y debilitada frecuentemente y de muchas maneras, pero resulta victoriosa; (2) creciendo en muchos hasta obtener la completa seguridad a través de Cristo, (3) quien es tanto el autor como el consumador de nuestra fe. (4)

1. Hebreos 5:13,14; Romanos 4:19,20; Mateo 6:30, 8:10.

2. Lucas 22:31,32; Efesios 6:16; 1 Juan 5:4,5.

3. Hebreos 6:11,12; 10:22; Colosenses 2:2.

4. Hebreos 12:2.

CAPITULO 15: DEL ARREPENTIMIENTO PARA VIDA

I. El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica, (1) y esta doctrina referente a ella debe ser predicada por cada ministro del Evangelio, tanto como la de fe en Cristo. (2)

1. Hechos 11:18; Zacarías 12:10.

2. Lucas 24:47; Marcos 1:15; Hechos 20:21.

II. Al arrepentirse, un pecador se aflige por sus pecados y los odia, movido no sólo por la vista y el sentimiento del peligro, sino también por lo inmundo y odioso de ellos que son contrarios a la santa naturaleza y a la justa ley de Dios. Y al comprender la misericordia de Dios en Cristo para los que están arrepentidos, se aflige y odia sus pecados, de manera que se vuelve de todos ellos hacia Dios, (1) proponiéndose y esforzándose para andar con él en todos los caminos de sus mandamientos. (2)

1. Ezequiel 18:30,31 y 36:31; Isaías 30:22; Salmos 51:4; Jeremías 31:18,19; Joel 2:12,13; Amós 5:15; Salmos 119:128; 2 Corintios 7:11.

2. Salmos 119:6,59,106; Lucas 1:6; 2 Reyes 23:25.

III. Aún cuando no debe confiarse en el arrepentimiento como una satisfacción por el pecado o una causa de perdón para este, (1) ya que el perdón es un acto de la pura gracia de Dios en Cristo; (2) sin embargo, es de tanta necesidad para todos los pecadores que ninguno puede esperar perdón sin arrepentimiento. (3).

1. Ezequiel 36:31,32 y 16:61-63.

2. Oseas 14:2,4; Romanos 3:24; Efesios 1:7.

3. Lucas 13:3,5; Hechos 17:30,31.

IV. Así como no hay pecado tan pequeño que no merezca la condenación, (1) así tampoco ningún pecado es tan grande que pueda condenar a los que se arrepienten verdaderamente.

1. Romanos 6:23 y 5:12; Mateo 12:36.

2. Isaías 55:7 y 1:16,18; Romanos 8:1.

V. Los hombres no deben quedar satisfechos con un arrepentimiento general de sus pecados, sino que es el deber de todo hombre procurar arrepentirse específicamente de sus pecados específicos. (1)

1. Salmos 19:13; Lucas 19:8; 1 Timoteo 1:13,15.

VI. Todo hombre está obligado a confesar privadamente sus pecados a Dios, orando por el perdón de ellos; (1) al confesarlos y al apartarse de ellos hallará misericordia. (2) Así también el que escandaliza a su hermano o a la Iglesia de Cristo, debe estar dispuesto a declarar su arrepentimiento a los ofendidos, (3) por medio de una confesión pública o privada, con tristeza por su pecado. Los ofendidos deberán entonces reconciliarse con él y recibirlo en amor. (4)

1. Salmos 32:5,6; 51:4,5,7,9,14.

2. Proverbios 28:13; 1 Juan 1:9.

3. Santiago 5:16; Lucas 17:3,4; Josué 7:19; Salmos 51.

4. 2 Corintios 2:8.

CAPITULO 16: DE LAS BUENAS OBRAS

I. Las buenas obras son solamente las que Dios ha ordenado en su Santa Palabra (1) y no las que, sin ninguna autoridad para ello, han imaginado los hombres por un fervor ciego o con cualquier pretexto de buena intención. (2)

1. Miqueas 6:8; Romanos 12:2; Hebreos 13:21.

2. Mateo 15:9; Isaías 29:13; 1 Pedro 1:18; Romanos 10:2; Juan 16:2; 1 Samuel 15:21-23.

II. Estas buenas obras, hechas en obediencia a los mandamientos de Dios, son los frutos y evidencias de una fe viva y verdadera; (1) y por ellas manifiestan los creyentes su gratitud, (2) fortalecen su seguridad, (3) edifican a sus hermanos, (4) adoran la profesión del evangelio, (5) tapan la boca de los adversarios, (6) y glorifican a Dios; (7) pues los creyentes hechura de él, creados en Cristo Jesús para buenas obras, (8) para que teniendo por fruto la santificación, tengan como fin la vida eterna. (9)

1. Santiago 2:18,22.

2, Salmos 116:12,13; 1 Pedro 2:9.

3. 1 Juan 2:3,5; 2 Pedro 1:5-10.

4. 2 Corintios 9:2; Mateo 5:16.

5. Tito 2:5; 1 Timoteo 6:1; Tito 2:5, 9-12.

6. 1 Pedro 2:15.

7. 1 Pedro 2:12; Filipenses 1:11; Juan 15:8.

8. Efesios 2:10.

9. Romanos 6:22.

III. La capacidad que tienen los creyentes para hacer buenas obras, no es de ellos en ninguna manera, sino completamente del Espíritu de Cristo. (1) Y para que ellos puedan tener esta capacidad, además de las gracias que han recibido se necesita la influencia efectiva del mismo Espíritu Santo para obrar en ellos tanto el querer como el hacer por su buena voluntad; (2) sin embargo, ellos no deben degenerar en negligentes, como si no estuviesen obligados a obrar aparte de un impulso especial del Espíritu, sino que deben ser diligentes en avivar la gracia de Dios que está en ellos. (3)

1. Juan 15:4-6; Ezequiel 36:26,27.

2. Filipenses 2:13 y 4:13; 2 Corintios 3:5.

3. Filipenses 2:12; Hebreos 6:11,12; Isaías 64:7; 2 Pedro 1:3,5,10,11; 2 Timoteo 1:6; Hechos 26:6,7; Judas 20:21.

IV. Quienes en su obediencia alcanzan la mayor altura de perfección que es posible en esta vida, quedan todavía tan lejos de llegar a un grado supererogatorio, y de hacer más de lo que Dios requiere, que les falta mucho en lo que por deber tienen que hacer. (1)

1. Lucas 17:10; Nehemías 13:22; Job 9:2,3; Gálatas 5:17.

V. Nosotros no podemos, por nuestras mejores obras, merecer el perdón del pecado o la vida eterna de la mano de Dios; a causa de la gran desproporción que existe entre nuestras obras y la gloria que ha de venir, y por la distancia infinita que hay entre nosotros y Dios, a quien no podemos beneficiar por dichas obras, ni satisfacer la deuda de nuestros pecados anteriores; (1) pero cuando hemos hecho todo lo que podemos, no hemos hecho más que nuestro deber y somos siervos inútiles; (2) y además nuestras obras son buenas porque proceden de su Espíritu; (3) y por cuanto son hechas por nosotros, son impuras y contaminadas con tanta debilidad e imperfección, que no pueden soportar la severidad del juicio de Dios. (4)

1. Romanos 3:20 y 4:2,4,6; Efesios 2:8,9; Salmos 16:2; Tito 3:5-7; Romanos 8:18; Job 22:23 y 35:7,8.

2. Lucas 17:10.

3. Gálatas 5:22,23.

4. Isaías 64:6; Salmos 143:2 y 130:3; Gálatas 5:17; Romanos 7:15,18.

VI. Sin embargo, a pesar de lo anterior, siendo aceptadas las personas de los creyentes por medio de Cristo, sus buenas obras también son aceptadas en ÉL; (1) no como si fueran en esta vida enteramente irreprochables e irreprensibles a la vista de Dios; (2) sino que a ÉL, mirándolas en su Hijo, le place aceptar y recompensar lo que es sincero aun cuando sea acompañado de muchas debilidades e imperfecciones. (3)

1. Efesios 1:6; 1 Pedro 2:5; Éxodo 28:38; Génesis 4:4 con Hebreos 11:4.

2. Job 9:20; Salmos 143:2.

3. 2 Corintios 8:12; Hebreos 13:201,32 y 6:10; Mateo 25:21,23.

VII. Las obras hechas por hombres no regenerados, aún cuando por su esencia puedan ser cosas que Dios ordena, y de utilidad tanto para ellos como para otros, (1) sin embargo, porque proceden de un corazón no purificado por la fe (2) y no son hechas en la manera correcta de acuerdo con la Palabra, (3) ni para un fin correcto, (la gloria de Dios); (4) por lo tanto son pecaminosas, y no pueden agradar a Dios ni hacer a un hombre digno de recibir la gracia de parte de Dios. (5) Y a pesar de esto el descuido de las obras por parte de los no regenerados es más pecaminoso y desagradable a Dios. (6)

1. 2 Reyes 10:30,31; 1 Reyes 21:27,29; Filipenses 1:15,16,18.

2. Hebreos 11:4,6 comp. con Génesis 4:3-5.

3. 1 Corintios 13:3; Isaías 1:12.

4. Mateo 6:2,5,16.

5. Hageo 2:14; Tito 1:15 y 3:5; Amós 5:21,22; Oseas 1:4; Romanos 9:16.

6. Salmos 14:4 y 36:3; Job 21:14,15; Mateo 25:41-43,45 y 23:23.

Tomando en cuenta lo que nuestros documentos de fe hablan acerca de las obras es claro que Nicolás Barroso se equivoca en GRAN MAGNITUD al acusarnos de “promover las -licencias de pecar- o -libertinaje-” y no tener en cuenta en donde se ubican las obras en el proceso de la Salvación siendo que ellas son UN FRUTO de la Salvación y NO LA CAUSA de esta misma, asi que ¿no es un falso profeta? claramente y de manera abismal SI LO ES. Ahora podemos seguir aclarando un detalle en el cual acusan frecuentemente a la iglesia reformada y Bautista en cuanto a las “licencias de pecar” por el simple hecho de creer firmemente en la doctrina de la Salvación por gracia, aquí la aclaración:

“¿Es la seguridad eterna una licencia para pecar?”
Respuesta: La objeción más frecuente a la doctrina de la seguridad eterna, es que supuestamente ésta promueve la idea de que los cristianos pueden vivir de la manera que les plazca y aún así ser Salvos. Mientras que esto es “técnicamente” cierto, en realidad no es verdad. Una persona que verdaderamente ha aceptado a Jesucristo como su Salvador no vivirá una vida caracterizada por el pecado continuo y voluntario. Debemos establecer una diferencia entre cómo debe vivir un cristiano y lo que debe hacer una persona para recibir la salvación.

La Biblia es clara en que la Salvación es solamente por gracia, únicamente a través de la fe en Jesucristo (Juan 3:16; Efesios 2:8-9; Juan 14:6). Al momento en que una persona verdaderamente cree en Jesucristo, ella es Salva y asegurada en esa salvación. La Salvación no se gana por la fe y luego se mantiene por las obras. El apóstol Pablo aborda este punto en Gálatas 3:3 “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?”. Si somos Salvos por fe, nuestra Salvación también se mantiene y se asegura por la fe. No podemos ganar nuestra propia Salvación. Por lo tanto, tampoco podemos ganar el cuidado de nuestra Salvación. Es Dios quien mantiene nuestra Salvación (Judas versículo 24). Es la mano de Dios la que nos sostiene firmemente asidos. (Juan 10:28-29). Nada nos puede separar del amor de Dios (Romanos 8:38-39).

Cualquier negativa de la seguridad eterna es, en esencia, una creencia de que nosotros debemos mantener nuestra propia salvación por medio de nuestras buenas obras y esfuerzos. Esto es totalmente contrario a la Salvación por gracia. Somos salvos por los méritos de Cristo, no por los nuestros (Romanos 4:3-8). El declarar que debemos obedecer la Palabra de Dios o vivir una vida santa para mantener nuestra Salvación, es igual a decir que la muerte de Jesús no fue suficiente para pagar la condena por nuestros pecados. La muerte de Jesús fue absolutamente suficiente para pagar por todos nuestros pecados – pasados, presentes y futuros, pre-Salvación y post-Salvación (Romanos 5:8; 1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21).

Así que, con todo lo dicho, ¿significa esto que un cristiano puede vivir de la manera que le plazca y aún así ser Salvo? Esto esencialmente es una pregunta hipotética, porque la Biblia establece claramente que un verdadero cristiano no vivirá “de la manera que le plazca”. Los cristianos son nuevas criaturas (2 Corintios 5:17). Los cristianos muestran el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), no las obras de la carne (Gálatas 5:19-21). 1 Juan 3:6-9 dice claramente que un verdadero cristiano no vivirá en el pecado. En respuesta a la acusación de que la gracia promueve el pecado, el apóstol Pablo dice, “¿Qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2).

La seguridad eterna no es una “licencia” para pecar. Más bien, es la seguridad de saber que el amor de Dios está garantizado para aquellos que confían en Cristo. El conocer y entender el tremendo regalo de Dios de la Salvación, conduce a lo opuesto de una “licencia para pecar”. ¿Cómo podría alguien, sabiendo el precio que Jesucristo pagó por nosotros, seguir viviendo una vida de pecado? (Romanos 6:15-23) ¿Cómo podría alguien que entendiendo el incondicional y garantizado amor de Dios para aquellos que creen, tomar ese amor y aventarlo de regreso a la cara de Dios? Tal persona demostraría, no que la eterna seguridad que le ha sido dada es una licencia para pecar, sino más bien que esa persona no ha experimentado verdaderamente la Salvación a través de Jesucristo. “Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido” (1 Juan 3:6).[1]

Más refuerzos concerniente a este tema, aquí:

David Logacho, la Biblia dice-Consultorio Bíblico licencias para pecar ¿Qué puedes decir sobre esto?

Las 10 falacias más comunes contra el Calvinismo, punto 1

Obras ¿Es lo mismo o es diferente a obedecer?
Es un tema el cual confunden constantemente al dividir de manera injustificada quienes intentan agradar a Dios con sus obras, por tanto, las obras como lo he explicado en mi post de esta misma pagina web es que en referencia a la frase obras de la ley, Pablo no se refería solo a las obras de la ley de Moisés sino también A TODA OBRA de cualquier ley, es decir a cualquier obra que haga el hombre o que diseñe el hombre para agradar a Dios y ganar el mérito de la Salvación la cual es dad por gracia mas no un “premio” como los falsos profetas judaizantes que mezclan ley y gracia predican arbitrariamente y con soberbia, tomando en cuenta que, los versículos como Gálatas 2:16 Pablo habla de que la Salvación o justificación como también en Romanos 3:20 no es por obras de ley igualmente en Efesios 2:8-9 cuando dice que somos Salvos no por obras, pero muchos creen que Pablo en estos Versículos Pablo se refería solamente a la ley de Moisés (No los 10 mandamientos sino las obras que los demás mandamientos de la Toráh le exigía al pueblo cumplir) y no a las obras en general. En las traducciones en las lenguas bernáculas (Español, Italiano, Inglés, Alemán, Francés, Portugués, Neerlandés etc) estos pasajes más específicamente en Gálatas 2:16 y Romanos 3:20 han sido mal traducidos al agregársele dos artículos definidos como “las” y “la” en la frase “obras de ley”, porque da a entender que Pablo se refería a eso, pero el Apóstol Pablo aquí hablaba de obras de ley es decir obras de cualquier ley, obras en general. En esa óptica, han enseñado que guardar los mandamientos (Los 10 mandamientos, la ley moral) de Dios no es necesario porque “las obras de la ley” no nos justifican a nadie ante Dios. Afirmativamente las “obras de ley” pueden apuntar a la ley de Dios, Pablo intencionalmente hace un diagnóstico amplio de este término. Esta frase, “las obras de la ley,” es tal vez una de las frases mas mal entendidas en las Epístolas de Pablo. La confusión acerca del significado de esta frase se origina de una traducción imprecisa del término griego, ergwn nomou ergon nomou el cual significa literalmente “obras de ley.” Esta no significa “las obras de la ley.” En la Reina Valera 1960, así como en otras versiones, los traductores han insertado dos artículos definidos dentro de esta frase que no son encontrados en el texto griego. Un articulo definido, “las,” ha sido insertado antes de la palabra “obras” y el otro articulo definido, “la,” antes de la palabra “ley,” haciendo que esto se lea incorrectamente como “las obras de la ley.” Los traductores sintieron que era necesario agregar estos dos artículos definidos para ayudar a clarificar el significado, porque ellos pensaban que la frase ergon nomou se refería exclusivamente a las leyes y mandamientos de Dios. Con esto en claro, entendemos que Pablo si habla de que no somos Salvos por obras en general y no solo se refiere a las tradiciones de la ley de Moisés como muchos creen para decir que la Salvación es por obras y no por gracia.[2]

A esto podemos agregar en aclarar que, mientras Efesios 2:1 nos dice que el hombre esta muerto en delitos y pecados mas el pasaje de Romanos 3:10-12 nos indica de manera mas específica que el hombre se compone de una naturaleza de pecado por la cual éste no puede darse santidad asi mismo, el hombre tiene el beneficio de ser regenerado por el Espíritu de Dios no por nada bueno que hubiera hecho, y por ende así Dios es cuando da inicio a su buena obra la cual perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6), es decir que, el hombre va caminando en el proceso de santidad desde que Dios le ha imputado su justicia en gracia, es decir, lo ha justificado en su gracia, por tanto, la santidad no es una serie de esfuerzos para de esta manera llegar a escalar y lograr la Salvación la cual es un regalo de Dios por su gracia, diagnosticando que este falso maestro confunde magnesia, amnesia, demasía con gimnasia al hacer una sopa de malas interpretaciones anti-Bíblicas en el marco de las doctrinas de la gracia y lo concerniente a la Ley siendo esto muy mal entendido y con una visión funesta de la santidad, obedecer, obras y justificación en la Salvación al tomar de una grave manera el pasaje de 1 de Corintios 9:24-27 donde justifica perversamente este falso maestro que el hombre por su obediencia se Salva cuando tal capítulo y en específico los versículos 24 al 27 se refiere A LA DISPONIBILIDAD DE LOS CREYENTES EN ANUNCIAR EL EVANGELIO MAS NO HABLA DE LA SALVACIÓN [3], verificando desde las Escrituras que, en Juan 15:16 nos indica perfectamente que un creyente Salvo y elegido por Dios mismo lleva automáticamente fruto de la justificación declarada por Dios en el creyente al ser regenerado por el sacrificio de Cristo en la cruz, y eso también lo podemos evidenciar en 1 de Juan 1:9 y 1 de Juan 2:1 en los cuales es claramente demostrado que el proceso de la santidad es de proveniencia directa de Dios no del hombre.

¿Qué tienen que ver nuestras buenas acciones con nuestra Salvación?
En un sentido, nuestras buenas acciones no tienen absolutamente nada que ver con nuestra salvación; en otro sentido, tienen una total relación con ella. Este es el debate central que sigue candente entre los cristianos desde la Reforma protestante. Estoy persuadido de que nuestras buenas acciones jamás merecerán la Salvación. Merecerla significaría ganarla. Las acciones tendrían que ser tan buenas, tan perfectas, y sin ningún matiz de pecado en ellas, que impusieran sobre Dios una obligación de concedernos la Salvación. Creo que el Nuevo Testamento es extremadamente claro al enseñar que ninguno de nosotros vive una vida lo suficientemente buena como para ganar la salvación. Recibimos la salvación de Dios siendo pecadores (Ef. 2:1-6). Es por eso que necesitamos un Salvador, una expiación, y es la razón por la que necesitamos gracia. La gente dice a menudo: “Nadie es perfecto.” Todos estamos de acuerdo con eso. Pero ni siquiera una persona entre mil se da cuenta de cuán significativa es esa afirmación. De algún modo creen que Dios va a calificar sobre una curva y “mientras mi vida sea menos pecaminosa que la de otro, entonces, relativamente hablando, es lo suficientemente buena como para entrar en el reino de Dios.” Olvidamos que Dios requiere una obediencia perfecta a su ley, y si fallamos en obedecerla de manera perfecta, tendremos que mirar hacia otro lado en busca de un camino a la Salvación. Aquí es donde entra Cristo. Él hace que su mérito esté disponible para nosotros. Cuando yo confío en él por fe, entonces su justicia pasa a ser mi justicia a los ojos de Dios. Así que es su buena obra la que nos salva, no las nuestras. Sin embargo, somos llamados a obedecer como respuesta de gratitud. Jesús dijo: “Si me aman, obedezcan mis mandamientos.” Martín Lutero enseñó que la justificación es sólo por fe. Pero amplió el concepto al decir que la justificación es sólo por fe, pero que no es una fe que viene sola. Una persona que confía verdaderamente en Cristo y descansa en él para su redención, recibe por fe los beneficios del mérito de Cristo. Pero si esa persona tiene una fe auténtica, esa fe se manifestará en una vida de obediencia. Dicho en términos simples, llego al cielo por la justicia de Jesús, pero mi recompensa en el cielo será otorgada de acuerdo a mi obediencia o a la falta de ella.[4]

¿Qué rol juegan en la Salvación los logros humanos o las buenas obras?
Las buenas obras humanas juegan un rol tremendamente importante. No puede haber Salvación alguna sin buenas obras, y nuestras buenas obras son cruciales para nuestra Salvación. Ahora, ¿cómo puede un protestante hacer una afirmación así? En primer lugar, las buenas obras son absolutamente cruciales y son, en realidad, necesarias para la salvación porque Dios requiere buenas obras para salvar. Dichas buenas obras son proporcionadas y provistas por Cristo, quien en su perfecta humanidad ganó el mérito infinito de Dios, la recompensa del cual es la base de mi Salvación. Sin la justicia de Cristo, estoy en un problema muy grande. Así que mi salvación, inicialmente, está fundada sobre buenas obras, las buenas obras de Jesús. ¿Y qué hay de mis propias buenas obras? ¿Cumplen algún rol? La mayoría de los protestantes diría que no. La justificación es solamente una parte de la salvación. Salvación es la palabra mayor. Salvación es la palabra que cubre todo el proceso mediante el cual Dios nos lleva a la redención total. La justificación es ese punto del proceso en el que Dios me declara como una persona en estado de redención. El hecho es que estamos justificados, y hasta cierto grado estamos en un estado de Salvación, pero aún queda más de nuestra Salvación por venir. Aún no hemos ido al cielo. Aún no hemos sido perfectamente santificados. No hemos sido glorificados. Ninguna de estas cosas ocurrirá hasta que muramos y vayamos al cielo. Cuando eso ocurra, Dios nos dará una recompensa según el grado de obediencia que le hayamos rendido en nuestra vida Cristiana. La recompensa que Dios nos otorga en el cielo será dada conforme a nuestras obras pero no porque nuestras obras sean tan perfectas y meritorias que le impongan a Dios una obligación de recompensarlas. Dios nos ha dado graciosamente la promesa de que recompensará nuestra obediencia. No tiene que hacerlo, pero por su gracia y su bondad, como dijo Agustín, él corona sus propios dones. Nuestra entrada al cielo será estrictamente por la justicia de Cristo. Nuestra recompensa en el cielo será concedida de acuerdo a las obras de obediencia que rindamos.[4]

Aclaraciones Ministeriales
El hermano Nicolás Barroso entre sus múltiples falacias, ha calificado los esfuerzos de predicar el Evangelio y denunciar la falsa doctrina como también quienes la propagan trastornando la fe de muchos con sus falsas doctrinas encubiertas como “maldiciones, persecuciones y ataques de satanás” lo cual es ABSOLUTAMENTE FALSO y que esperar de un asistente a iglesia pentecostal en donde ven a satanás hasta en la sopa y considerar a sus detractores doctrinales de “satánicos” o de cosas peores por falta de entendimiento de las Escrituras basados en el emocionalismo para leerlas siendo llevados por cualquier viento de doctrina por estratagema de hombres que usan artimañas del error para engañar (Efesios 4:14), por lo cual vamos a considerar aclararle que el Ministerio Reformado Jesús Vive se funda en BASES 100% BÍBLICAS con un objetivo y una misión clara que es predicar el Evangelio como también defenderlo y publicar en nuestro sitio web contenido teológico-Bíblico para poder entender de manera seria, respetuosa, piadosa y eficaz la Palabra de Dios en fraternidad con todo aquel que cree en el nombre de Cristo Jesús y lo mismo con quienes aún no conocen de Dios y tengan inquietudes al respecto para acercarse a Dios, asi que, entendiendo cuál es el horizonte de nuestro Ministerio no hay lugar a las dudas y menos a las difamaciones, cualquier inquietud sobre nuestra misión ministerial pueden ir al home de nuestra pagina web y en el menú debajo del logo en la sección “sobre nosotros” está la descripción de nuestro ministerio y encuentran también el link de la misión de nosotros como siervos de Dios a lo cual también quiero resaltar en favor de aclarar este mismo detalle de Nicolás Barroso al calificarnos de esa vil manera, si nos considera hermanos en la fe y nos ama en Cristo ¿Por qué nos tilda de propiciar “ataques de satanás” si somos considerados por usted como hermanos en la fe?, ¿no sería contradictorio ya que quienes hacen las obras de satanás son los que están bajo la ira de Dios todos los días (Salmos 5:1-5, Juan 3:36)?, además este hermano ha reclamado injustificadamente a YouTube la supuesta vulneración de los “derechos de autor” de su nefasto y deplorable video acusativo que satanás usa para atacar el verdadero Evangelio en tumbar el video que acompaña esta publicación en la parte superior y de paso bloquear en su pagina de una de las redes web mas usadas donde está también su video difamador a una persona quien comentó allí colocando nuestra respuesta en sus comentarios al evidenciar una actitud de cobardía y soberbia este mentiroso personaje, pero gracias a Dios que el hermano del canal respuestas al arminianismo tiene una copia de su video.

Aclaramos que el predicar la Salvación por gracia no es por “decirlo y gritarlo” sino porque la Biblia lo dice tomando en cuenta que estas personas aparentan piedad pero la niegan que es lo mas triste de esta cuestión, veamos por qué:

1 Timoteo 3:16 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
    Dios fue manifestado en carne,
    Justificado en el Espíritu,
    Visto de los ángeles,
    Predicado a los gentiles,
    Creído en el mundo,
    Recibido arriba en gloria.

2 Timoteo 3:5 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.

Como bien estos pasajes nos muestran, estas personas que aparentan piedad en decir “te bendigo” en mostrar una  supuesta amabilidad y a la vez están negando esa misma virtud de Cristo al ser Dios manifestado en carne y venir también como hombre para pagar nuestra astronómica deuda para con Dios por nuestro pecado, negando a la vez la eficacia de ese mismo pago al Salvarnos por gracia nuestro Dios magno en misericordia y amor eterno, y por ende tenemos que a priori evitarlos por sus falsas doctrinas y soberbia en dar coces contra el aguijón (Hechos 9:5).

Bien. entendiendo todo lo aclarado aquí, vamos a formular las siguientes preguntas para Nicolás Barroso y sus seguidores en poder contestarlas no en un video ni en ningún espacio de los que usamos de naturaleza electrónica pero si para meditación no ante nosotros pero si ante Dios principalmente y únicamente:

1- ¿No es un falso profeta todo el que predique un evangelio de obras contrario al de nuestro Señor Jesucristo (Gálatas 1:7-9)?

2- Ante las abismales evidencias de que nosotros SI predicamos de santidad ¿creen que nosotros promovemos el libertinaje o “licencias para pecar” (Romanos 6:1-2, 15)?

3- Ante el entendimiento de obras y obedecer ¿el obedecer es diferente a las obras? ¿o no cree que obedecer es lo mismo que obras al ser algo que llevamos a cabo con nuestros esfuerzos, es decir, por iniciativa nuestra?

4- Entendiendo todo lo anterior ¿El Evangelio que predica este hermano es monergista o sinergista?

Aclaración administrativa Ministerio Reformado Jesús Vive:
Se les pide el favor amablemente a nuestros lectores, que por favor se abstengan de comentar en nuestras publicaciones colocando el enlace del video de Nicolás Barroso y sus difamaciones a nuestro Ministerio ya que no es necesario por motivos de ya ser visto de parte de los administradores del Ministerio Reformado Jesús Vive, asi que no hace falta y también les pedimos amablemente el favor de no seguir comentando en atacar a nuestro Ministerio por este tema, los comentarios que se refieran a este tema serán omitidos. Espero que hayan quedado claras las cosas, mas sin embargo en la parte superior del post publicamos un video para reforzar la respuesta a nuestro hermano Nicolás Barroso y sus falsas doctrinas sobre la Salvación y su débil opinión de nuestro Ministerio, que Dios nos ilumine siempre en entender su Palabra para poder entender sus virtudes, su Poder, su Autoridad, su Reino y su gloria eterna, Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén (Judas 1:24-25), bendiciones en Cristo Jesús.

Se ha preguntado muchas veces si Nicolás Barroso es un falso profeta como lo menciona la Biblia? SI.

Jorge Knox

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